Moski in memoriam

 

La noticia de impacto sobre el infarto sufrido por Salva, -nuestro Moski-, en un primer momento la quise revestir a mi capricho, convencido de que venía por delante una recuperación, de más o menos tiempo pero segura y completa. Y no, tristemente no fue así, a medida que pasaban los días, las noticias de cierto optimismo se iban difuminando y llegaban las desesperanzas con los estudios a los que le sometían y que desnudaban con crueldad la verdad escondida. El Moski tenía unos daños cerebrales irreparables.
Un frío me recorrió el cuerpo cuando supe que la muerte de nuestro compañero era inminente, -no te lo puedes creer-, pero así fue, se fue el padrino, aquel que tuvimos Javi García y yo cuando ingresamos en el club. Hace ya unos cuantos años, hablamos de 2016, y llevábamos acompañando a los Globeros de Élite una temporadica, entonces las normas de ingreso incluían la intermediación de un padrino que te acreditara ante el grupo. Nosotros, Javi y yo, siempre tuvimos la cercanía y la confianza del Moski cuando llegamos por allí de pardillos, al lado de corredores a los que veíamos fuertes, duros e inalcanzables, en todos los sentidos. El Moski era una persona de esas que siempre se prestaba a que tuvieras confianza con él para confesarle cosas y para que te arropara ante la presencia de los grandes, entre otras cosas porque él también era un grande pero que cuidaba y mimaba a los pequeños. Hasta el final se comportó así.
En aquella época, él formaba parte de la élite depòrtiva del grupo, estaba fuerte, era un hombre del mundo del ciclismo, llevaba muchas pedaladas en su vida y sabía de qué iba aquello, sin embargo, a pesar de su historia y su grandeza como deportista, siempre tenía tiempo para una mirada atrás, para darte un empujón, ofrecerte un bidón, ayudarte a reparar o pegar un grito para avisar a la cabeza,... cuánto tenemos que aprender de su actitud!
Recuerdo especialmente cuando tuve un pinchazo en La Algaida y como me apartó y me reparó la rueda con el gran espíritu de servicio que tenía, otro momento para el recuerdo fue en Fuente Caputa cuando iba yo 'agonizando' a cola de grupo y se quedó conmigo y me empujó, con cierta vergüenza por mi parte pero con gran satisfacción por la suya.
Siempre, siempre, estaba atento a las felicitaciones de los distintos eventos que pasaban, cumpleaños, navidades, etc,... ocupado y preocupado por los problemas del club, era el que probablemente más sentía los colores de su equipo, los Globeros de Élite. Era un tío directo y honesto, sin dobleces, franco. Y eso, la franqueza tan directa incomodaba a algunos y por eso se granjeó en ocasiones algunos problemas de entendimiento.
Salva era también muy sensible, por encima de lo aconsejable podríamos incluso decir, igual que lo que decíamos de la franqueza. Tanto sentimiento te lleva al sufrimiento y con la pérdida de su madre entró en un círculo peligroso porque no salía de él, no quería tampoco. Y si no pasas página en ciertas cosas se convierte en algo ciertamente perjudicial para tu integridad.
También tuvo mala suerte con las lesiones, no conozco realmente qué le pasaba pero cada día se le veía más torcido encima de la bicicleta, no sé si tenía asimetrías, problemas de cadera, dismetrías o qué pero por lo que fuera no despegaba, aunque tampoco dejó de salir y ejercitarse a pesar de las dificultades.
A mí me daba alegría verlo, cuando apareció con su Ford Kuga casi de estreno para hacer la función de coche de apoyo le vi la ilusión en esos ojillos tan vivarachos que tenía, pasó un día contento y feliz por compartir con 'sus' globeros una salida. Nos tocó llevarlo a la Cantera Levantina y me comentaba desde el coche lo bien que veía a las chicas del grupo, con mucha clase y mucho empuje. Todos los presentes ese día recordarán, -yo creo que para siempre-., el tupper de membrillo que nos llevó jajajaja, una locura. ¡Qué ilusión tenía el pájaro!
Qué pocos años son 55, yo que tengo algunos más no me lo puedo creer aunque, desgraciadamente, con el transcurso de los años, vas perdiendo familiares y amigos por un lado y por el otro, unos más viejos y otros más jóvenes pero no nos tenemos que quedar sumidos en la melancolía y en la tristeza y tirar 'palante' que todavía nos queda puerto. Y con el membrillo del Moski y el recuerdo de su sonrisa picarona animando al grupo disponemos de energía para continuar.
 
Compañeros, que la fuerza y la suerte nos acompañe.
 
¡Siempre con nosotros Moski!



Comentarios

Entradas populares